Anglofilia

Soy adicta a la radio desde mis años mozos y mi fiebre del inglés empezó con los programas de Iván Loscher sobre la vida y milagros de mis músicos favoritos, que me condujeron a lo que algunos calificarían hoy de anglofilia. Más adelante me aficioné también a los programas de música y comentarios de “actualidad” de la Emisora Cultural de Caracas y a los de Radio Francia Internacional en español, por lo que he recibido con alegría el florecimiento de este tipo de programas en años recientes. Sin embargo me preocupa enormemente el efecto en nuestro idioma de la información que sus conductores e invitados transmiten a veces. Por ejemplo, unos meses atrás un psicólogo social hablaba en la radio de la asombrosa capacidad que tenemos los venezolanos de ceder -derechos, por ejemplo- hasta límites infinitos, para luego recuperarnos rápidamente, sin memoria para los agravios y dispuestos a proseguir compartiendo alegremente el pan hasta con quienes abusaron de nosotros. A esa cualidad la llamó resiliencia, palabra que conozco del inglés, pero que me extrañó que existiese en español. Sorprendentemente encontré que hace poco fue admitida en el DRAE, que nos dice:

resiliencia 
1. f. Psicol. Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas.
2. f. Mec. Capacidad de un material elástico para absorber y almacenar energía de deformación.

elasticidad
1. f. Cualidad de elástico.
2. f. Fís. Propiedad general de los cuerpos sólidos, en virtud de la cual recobran más o menos completamente su extensión y forma, tan pronto como cesa la acción de la fuerza que las deformaban.

Creo que hasta hace muy poco “flexibilidad”, “elasticidad” y hasta “tolerancia” habían servido bien a la física, a la psicología y a la ética. Entonces ¿por qué recurrimos a “resiliencia” que tampoco se utilizó en el inglés hasta la década del 70? En mi opinión este reemplazo constituye un ejemplo del afán indiscriminado de especializar el lenguaje.
Observo una pérdida generalizada de la relación íntima y natural con nuestro idioma materno, y que esto nos conduce fatalmente a esta moda del “erudito políglota”, un personaje que no entiende lo suficiente de su especialidad como para transmitir sus ideas con claridad, así que usa un palabrerío enrevesado e incomprensible para que no se le noten las fallas. Además, si no es capaz de expresarse en su propio idioma ¿cómo cree que puede hacerlo en un idioma extranjero? ¿O será que no quiere que lo entiendan porque desea marcar distancia con sus interlocutores? ¿No le importa cometer un serio error, como el nombre del producto que ilustra este artículo?

¡Estimados comunicadores, ustedes ya son dueños del respeto y la admiración que han inspirado en sus seguidores, así que por favor cuiden lo que dicen e inspiren a su público en el idioma con el que investiga Jacinto Convit y también porqué no, con el que compone Juan Luis Guerra!

Author: Rineixa Romero

Rineixa es maestra desde 1985, y ha hecho carrera en Educación Especial, Educación Primaria e idiomas (inglés, francés y español). Ha trabajado para la Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas (FEDE), Vértice/Fundación Polar, UNESCO, Development Alternatives Inc. y otras instituciones en el diseño de programas escolares en Latinoamérica, África y el Medio Oriente (no es por casualidad, pues tiene un Bachelor of Science en Educación por la Universidad de Boston) Todo ese bagaje ha sido fundamental para el avance lingüístico de sus alumnos, pero además de eso, los niñitos la adoran por su amor a la poesía y las buenas lecturas.

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