Desde tiempos de los piratas es costumbre de los hombres caribeños usar el recuerdo de la madre para dirigirse a la mujer amada: mami, mamita, mamacita, mmmmmami, etc. Quién sabe si Francisco de Miranda -que no sabía una papa de ruso- llamaba mamushka a Catalina La Grande cuando no había nadie que pudiera oírlo. Cometía el mismo error que la gente que no habla inglés: “si la palabra se parece, seguro que significa lo mismo”, pues creen que revolver es la técnica para encontrar las medias marrones mediante el vaciado previo de tres gavetas completas, y que la carpeta asfáltica se usa para guardar los recibos de nómina de los operadores de la aplanadora (ver Falsos Amigos) En la misma onda y desde hace unos años existe la costumbre de usar la palabra “papá”. Pero no son las mujeres quienes la usan para llamar a sus negritos, sino hombres que se dirigen a hombres. Los mismos hombres que llaman viejo a sus padres porque creen que papá es una palabra muy… digamos “infantil” aunque es la mayor expresión de cariño que se puede tener por quien tuvo 50% de participación en nuestra existencia. Siendo ésta la realidad, no queremos imaginarnos al Gran Lotario acercándose al mago Mandrake para decirle “papá, estamos unidos por tu magia”.

Experto en Análisis de Sistemas, desde 1984 ha ayudado a organizar la información de muchas empresas en Venezuela y España, como Grupo ACO, Informática El Corte Inglés, ONCE y Carrefour. Ha sido también traductor de innumerables documentales y telenovelas en inglés, español y portugués (que seguramente has visto en televisión en los últimos 25 años) e instructor de inglés y español en colegios, embajadas y empresas transnacionales. Además es Trusted Teacher del Foreign and Commonwealth Office del Reino Unido.
Ahora se encarga de llevar el mundo virtual al aula y de influir en los niñitos para que se aficionen al jazz y a cantar rock progresivo en buen inglés y de enseñar a los jóvenes cómo aprovechar las ventajas del bilingüismo en sus vidas profesionales.